La cadena de suministro

Cuando imaginamos la fabricación de un producto o una mercancía quizá lo primero que nos venga a la cabeza sea una fábrica, cintas transportadoras y muchas cajas. Pero el proceso de creación es mucho más complejo. Intervienen muchos más elementos y procesos que unos robots mecánicos y botones. Detrás de una cadena de suministro hay planificación, unos tiempos estrictos y una exquisita coordinación.

Para poder comprender y visualizar todas las partes de la cadena de gestión de suministro, su importancia y su evolución, hemos preparado el siguiente artículo. ¡Comencemos!

¿En qué consiste la cadena de suministro?

También conocida como Supply Chain Management, la cadena de gestión de suministros comprende todos los pasos que se tienen que dar para que un producto tenga el aspecto que tiene en el momento de su venta. En otras palabras: incluye las fases de suministro, fabricación y distribución del producto final. En él participan proveedores, trabajadores, clientes y consumidores finales. Además de todas las operaciones físicas, una cadena de suministro debe tener un plan extremadamente coordinado y definido. Todas las fases del proceso deben estar claras y se debe perder el menor tiempo posible para que el producto final llegue al cliente cuanto antes.

En este nivel también se incluyen las actividades de TIC, marketing, diseño y ventas, entre otras muchas.

¿Es importante la gestión de la cadena?

Aunque existen 4 tipos de cadena de suministros (tradicional, de información compartida, de gestión de pedido del proveedor y sincronizada), todas tienen algo en común: una gestión detallada y cuidada. Preparar una buena estrategia es el 80% del éxito de la cadena. ¿Cuáles son las consecuencias de una buena administración?

Felicidad de los clientes. Si existe una buena organización, esta se reflejará en un gran servicio a los clientes, que querrán repetir con nuestra empresa porque estarán contentos. Si te eligen, puedes acabar convirtiéndote en un referente en tu sector.

Control de todas las fases. Si el proceso está definido, se pueden localizar errores o posibilidades de mejora con mayor facilidad. Esto provoca que la cadena pueda estar ‘actualizándose’ siempre que se pueda. Además, una buena estructura ayuda a gestionar mejor las entradas y tiempos de suministro, fabricación, etc.

Rentabilidad. Si la empresa es consciente de los fallos, puede arreglarlos, llegando a reducir los costes de la cadena de suministros hasta en un 30%.

Equipo. Si las funciones de los empleados están bien estructuradas y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer, el equipo funciona como un engranaje perfecto; cada pieza realiza la función que le corresponde y en el lugar que más se adecúe a él.

Nuevo entorno, nuevas necesidades

La revolución tecnológica sufrida en los últimos años y su implantación en la cadena de suministro ha hecho que muchas empresas deban cambiar el enfoque que tienen de este proceso. Deben adaptarse a las demandas y a los cambios. Una de las consecuencias de la pandemia ha sido el aumento radical de la demanda de pedidos online y su velocidad de entrega. Se compite contra empresas como Amazon, por lo que es necesario saber adaptarse a las nuevas necesidades y comportamientos.

Las empresas centradas en reducir al máximo los costes pueden estar pasando por una mala época, ya que a menos gasto, menor excelencia. Esta característica es la tónica entre los clientes. Lo quieren todo de la mejor calidad y al instante. Si la empresa no escucha a sus clientes, se arriesga a perderlos por una que sí lo haga.

Si una compañía pone al cliente en el centro del proceso (customer-centric), alineará todas las fases con esta filosofía y proporcionará efectividad con costes medianamente bajos. Al final, se trata de crear una estrategia que englobe al cliente y a la empresa. Si la cadena es compleja pero funciona, no tiene por qué intentar ‘simplificarse’.

La alineación es lo que cuenta

Entonces, ¿cómo conseguimos fusionar cliente y empresa? Con la alineación de estrategias, siendo capaces de situar en el mismo nivel las necesidades del comprador y las de la compañía. Para conseguirlo, se pueden seguir los siguientes pasos (modificables dependiendo de las necesidades de la empresa):

1. Entiende al cliente y a la compañía. Antes de proponer una estrategia, se deben tener claras las necesidades del comprador, qué espera del producto y de los servicios de la empresa. Si no tenemos esto, el proceso no funcionará con los resultados que esperamos. Debes escuchar al cliente. Así mismo, si no somos conscientes de cómo funciona nuestra propia ‘familia’, nuestra empresa y cadena de suministro, tampoco sabremos evolucionar y realizar cambios a mejor.

2. Conoce tu cadena. Para cambiar algo, primero hay que conocerlo a fondo. Hay que ser consciente de los puntos fuertes y débiles de la cadena de suministro que ya tenemos, para luego analizar todas sus fases y proponer mejoras. Así, podrás identificar qué modelo de cadena tienes en la actualidad y hacerlo avanzar. Puedes localizar el gap, el hueco que hay entre lo que los clientes esperan y lo que puedes ofrecer. Cuanto más pequeño, mejor.

3. Cierra el gap. Ya lo hemos comentado antes, pero uno de los objetivos más importantes es minimizar esa distancia entre expectativas y capacidad para cumplirlas. Es importante identificar dónde se encuentra la cadena actualmente. Si el gap es grande, se deben realizar cambios importantes, como redefinir la red de distribución o invertir en nuevos procesos. Si el gap es pequeño, se pueden ajustar pequeños detalles de la organización. Siempre hay espacio para la mejora.

4. Implantación del modelo. No podemos quedarnos con la planificación; tenemos que llevarla a cabo, implementarla. Cuando es una transformación importante, la compañía debe remar en la misma dirección. El compromiso es fundamental para que una empresa evolucione.

En resumen

Detectar los cambios en la demanda de los productos y adaptarse a ellos supone una reacción de gran importancia en las empresas de hoy en día. Así mismo, poner en valor a los clientes, escucharlos y atender sus necesidades puede significar que tu empresa sea elegida por encima de otras. Una cadena de suministros acorde a estas necesidades es de suma importancia, ya que es la que hará que todas las piezas funcionen correctamente y los productos puedan ser de la máxima calidad y entregados con rapidez y eficiencia.

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